Mis amigos siempre me dicen “El Intelectual” porque he leído más de 8 libros en mi vida, me gusta ver las noticias, ir a un café que no es Starbucks yo prefiero un latte en Cucurucho y nunca participo en los fantasys de americano, no juego en el equipo de los miércoles de fut7 y casi nunca quiero ir con ellos al Coloso de Santa Úrsula.

Le podríamos llamar destino, pero a mí me gusta más decir que fue una decisión de amistad. En verano de 2014 me encontraba en Brasil para el deleite de mis amigos con unas 5 playeras que adquirí en el aeropuerto de Miami de la selección mexicana que según escuche no son las oficiales del equipo, pero sí de los aficionados.

Llegamos a Río el 27 de junio después de un viaje de 20 horas donde no hice más que poner atención tratando de entender un poco más sobre nuestra querida selección y todas sus legítimas oportunidades de hacer historia aparentemente este era el mundial del 5to. No se 5to que, pero este era ese mundial. Aterrizamos mis amigos llenos de esperanzas y yo lleno de revistas para tratar de entender quién era el Indiecillo, el Conejito o el Gullit. Pasando migración entendí que hacía en Brasil la vi bailando a lo lejos vestida de verde amárela bailaba al ritmo de una batucada espectacular, quedé enamorado al primer minuto impactado por el baile y sus movimientos fiesteros.

Salimos del aeropuerto rumbo al hotel y ese mismo día la vi bailando en un vestido blanco hermoso en la playa no podía creer que alguien se moviera de esa forma.

Tomamos un camión y 8 horas después llegamos a Fortaleza para entrar en el Castelao y ver la decepción infundada en dolor, lágrimas y gritos de los nuestros él #NOERAPENAL empezaría su historia mientras yo vi a mi musa bailando con los de naranja y una rabia inmensa me inundo. Era la primera vez que ponía atención en un partido de fútbol y me sorprendí al estar tan enojado con ella por irse a festejar con los contrarios.

Unos días después en un parque de Río pude bailar con ella por fin mis nervios me hicieron bailar un poco torpe y mis amigos se burlaron de mí, pero yo estaba encantado no podía dejar de sonreír lo había logrado baile con ella pegadito.

Me la seguí encontrando en todos lados revistas, periódicos, en la tele, las favelas, los parques, la playa y en los estadios yo nunca había visto algo igual se veía bien vestida de cualquier color hasta cuando sus ropas parecían viejas y muy usadas era una hermosura.

Creía que la había visto guapa pero no entendí lo sexy y hermosa que era hasta el 13 de Julio cuando la vi vestida de Blanco, con unos detalles en Verde, Negro y Amarillo bailando en el Maracaná a los pies de Leonel Messi. Ese día entendí toda la belleza que puede tener la de rombos, como la controla, la quiere, la mima, le habla bonito y baila el más hermoso de los Tangos al son de los gritos aplausos y asombro de un público de más de 1.013 millones de televidentes y los solo 78,838 afortunados asistentes al estadio que la pudimos ver en vivo.

Al final la pelota prefirió bailar con el paso seguro, formal y serio de los alemanes que con toda la gracia, alegría y magia de los argentinos y sobre todo de Messi.

Y ese día me quedo más claro que nunca que a las mujeres no las entiende nadie.